El grabado en Venezuela

El texto transcurre entre la memoria oscura y los tiempos modernos del grabado. Debió pasar mucho tiempo para que se conocieran y practicaran en Venezuela las técnicas del grabado artístico. La primera prensa litográfica fue instalada en La Guaira hacia el año de 1823, pero sobre el grabado en metal se ignora casi todo antes de su introducción por los hermanos Celestino y Gerónimo Martínez a fines de la primera mitad del siglo pasado. Aún así, las pruebas materiales son dudosas, han desaparecido casi totalmente. Podría decirse que, con respecto al siglo XIX, tan desvastado por los saqueos y por la improvisación subalterna, Venezuela es un país sin memoría gráfica. No existe un gabinete de estampas especializada en gráfica venezolana, ni se ha hecho el menor inventario o registro de los testimonios que se encuentran en museos, edificios públicos y colecciones privadas, es decir que el grabado sólo se inicia en Venezuela en los tiempos actuales. En los tiempos modernos encontramos que la formación unilateral, orientada casi exclusivamente a la pintura, impedió que surgieran grabadores en las generaciones siguientes, los cuales tenían la responsabilidad de llevar a cabo la renovación del arte venezolano, entre 1910 y 1935. El grabado no se enseñaba como disciplina autónoma y en los tiempos de las Bellas Artes no se practicó el grabado en meta o intaglio, al punto que se desconocía la técnica. Fue sólo en tiempos recientes cuando se empezó a rescatar la artesanía litográfica, orientada exclusivamente a la impresión de obras artísticas, la cual viene ocurriendo en Venezuela a partir de 1960. Actualmente se avisora un futuro más premonitorio al grabado, a través de proyectos culturales como la Bienal del Grabado en Maracaibo.