Caracas, tres visiones para una ciudad
Subero, Efraín
Caracas, tres visiones para una ciudad - Caracas, Venezuela J.J. Castro y Asociados 1978 - 133
Con dibujos de Marius Sznajderman, fotografías de J.J Castro y diseño de Santiago Pol, el libro destaca aspectos de una Caracas llena de historia, transformadora. El paseo nos lleva por iglesias, el magestuoso -vila, el urbanismo, barriadas, parques y jardines, entre otros lugares de la capital. E texto reúne tres maneras de ver, conocer y querer una ciudad, por lo que está lleno de nostalgias, verdad y amor. Caracas dejó de ser una masa mariposa distraida. También dejó de ser algo como un riachuelo que caía de lo alto sin violencia. Por eso, El -vila a veces sonrié triste y afirma el lubo de sus morados viejos. La Odalisca rendida ya no es de carne y alma, parece mas bien una hóstil escultura de tubo y metal. De todos modos algo queda. Animosa, la voluta se estira con su mimbre, y de pronto uno encuentra los colores y la mirada para su mano untuosa, por los techos que siguen siendo rojos, y las palomas hacen peregrinaje cristiano con sus cruces. El texto agrupa tres maneras de ver una realidad, a través de un lente fotográfico, el trazo de un artista y la palabra que arruga el ceño artístico.
Comunicación
Medios de Comunicación
Fotografia--Venezuela
Caracas, tres visiones para una ciudad - Caracas, Venezuela J.J. Castro y Asociados 1978 - 133
Con dibujos de Marius Sznajderman, fotografías de J.J Castro y diseño de Santiago Pol, el libro destaca aspectos de una Caracas llena de historia, transformadora. El paseo nos lleva por iglesias, el magestuoso -vila, el urbanismo, barriadas, parques y jardines, entre otros lugares de la capital. E texto reúne tres maneras de ver, conocer y querer una ciudad, por lo que está lleno de nostalgias, verdad y amor. Caracas dejó de ser una masa mariposa distraida. También dejó de ser algo como un riachuelo que caía de lo alto sin violencia. Por eso, El -vila a veces sonrié triste y afirma el lubo de sus morados viejos. La Odalisca rendida ya no es de carne y alma, parece mas bien una hóstil escultura de tubo y metal. De todos modos algo queda. Animosa, la voluta se estira con su mimbre, y de pronto uno encuentra los colores y la mirada para su mano untuosa, por los techos que siguen siendo rojos, y las palomas hacen peregrinaje cristiano con sus cruces. El texto agrupa tres maneras de ver una realidad, a través de un lente fotográfico, el trazo de un artista y la palabra que arruga el ceño artístico.
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Fotografia--Venezuela